En un mundo aparentemente secularizado, la religión sigue siendo tan influyente como siempre
Un número excepcionalmente alto de pensadores religiosos figuran este año entre los primeros lugares del ranking global líderes de pensamiento, según lo publicado por el World Post. El ranking se encarga de estudiar más de 200 líderes mundiales y su influencia en el mundo digital anglosajón de acuerdo a una serie de criterios establecidos por el Gottlieb Duttweiler Institute.
Este año, el primer lugar del ranking es para el papa Francisco, mientras que Benedicto XVI, por su parte, está en un empate en el quinto lugar con Bill Gates. El segundo lugar lo ocupa el Dalai Lama y el cuarto el ateo Richard Dawkins, el prominente biólogo evolutivo británico.
Que en este ranking la religión –ateísmo incluido- aparezca ocupando los primeros cinco sitiales, revela el hecho de que las cuestiones de la fe son un fenómeno global, al menos en lo que al mundo anglosajón se refiere. Más aún, la presencia de Francisco y Benedicto en estos primeros lugares sugiere que el cristianismo da forma a buena parte del discurso intelectual y mediático global.
Y si bien ningún Papa aparece en el ranking de líderes influyentes del área cultural árabe, los tres primeros lugares están ocupados por tres teólogos islámicos.
La debilidad que este estudio revela, por otra parte, es que prácticamente ningún otro discurso es un fenómeno global. Si bien podríamos afirmar sin problemas que en la agenda del papa Francisco la crisis migratoria y el cambio climático son temas centrales, en las primeras figuras del ranking no figura ningún portavoz de estas causas –excepto el propio Francisco, claro está-, salvo Garry Kasparov, el activista ruso de derechos humanos, quien ocupa la tercera casilla.
Sólo en el décimo lugar se encuentra al político y activista climático Al Gore. Stephen Hawking ocupa el decimoquinto lugar –uno por debajo del filósofo Jurgen Habermas- y la etóloga Jane Goodall el decimonoveno.
No deja de ser alarmante, así, que temas como la crisis de refugiados, los continuos ecocidios, los repuntes del totalitarismo y la desigualdad económica y social no destaquen en los primeros lugares del ranking.
DANIEL R. ESPARZA Aleteia.org