Un eminente evangélico escribe sobre la Virgen

 

El célebre profesor bíblico —antes pastor evangélico norteamericano— doctor Mark Shea (ahora convertido al catolicismo), acaba de escribir en la famosa publicación Patheos un testimonio muy revelador sobre la “Virgen de los católicos”, que ya que estamos hablando sobre el ecumenismo quiero compartir con mis lectores. Dice el doctor Shea:

“Hubo un tiempo en el que me parecía perfectamente obvio que los católicos honraban ‘demasiado’ a María. Todas esas fiestas, rosarios, iconos, imágenes y demás eran excesivamente ridículas. Sí, el Evangelio de San Lucas decía algo de que ella era ‘bienaventurada’, y sí, yo pensaba que era una buena persona. Pero eso era todo. La gente que la festejaba, o la llamaba ‘Madre’, o hacía el millón de cosas que la piedad católica anima a hacer rozaba la idolatría. Todo aquello era demasiado. Después de todo, nuestro Salvador era Jesús, no María”.

“Sin embargo, después de releer el Evangelio de Lucas y de pensar cada vez más sobre la humanidad de Jesucristo, algunas cosas se me empezaron a aclarar. Porque resulta que Lucas dijo más que ‘algo’ sobre María. ¡Él dice que Dios fue concebido en su seno y por tanto fue un hijo de Adán! Esto significa mucho más que limitarse a decir que María fue una especie de incubadora para la Encarnación. ¡Significa que el Logos, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad recibe su humanidad —en su totalidad— de ella!”

“¿Y por qué esto es importante? Porque si tenemos razón al llamar a Jesús ‘salvador’ es porque el Dios que no podía morir se hizo hombre que sí podía morir. Y eligió hacerlo por medio del ‘sí’ libre de María. Sin María, no hay naturaleza humana de Cristo. Sin naturaleza humana de Cristo, no hay muerte en la Cruz. Sin muerte, no hay Resurrección. Sin Resurrección, no hay salvación. Sin María, todavía estarían ahí nuestros pecados”.

“Esto me hizo ver a María de forma muy distinta. La Encarnación es muchísimo más que Dios introduciéndose en un envoltorio humano de usar y tirar. Él es hombre para toda la eternidad. Por tanto, su unión con la raza humana a través del vientre de María significa que ella es la madre de todos nosotros (Jn 19, 27)”.

“Viendo esto, empecé a preguntarme de nuevo: si los católicos honran a María ‘demasiado’, ¿dónde es que nosotros los evangélicos la honramos ‘lo justo’? La misma María dijo: ‘Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada’. ¿Cuándo fue la última vez que oí en la radio una canción cristiana actual cantada en honor de María? ¿O una oración en la iglesia ensalzándola? ¿Qué tal una minúscula parte de un verso o un articulito en alguna revista distinguiendo a María como bendita entre las mujeres? Hacía siete años que yo era evangélico y nunca había visto más que algo mínimo”.

“¿Cómo podemos decir que algo es ‘excesivo’ cuando nosotros mismos virtualmente no tenemos experiencia de ello? ¿Y si éramos nosotros, los evangélicos, los que éramos excesivos en nuestro horror a la piedad mariana, y eran los católicos los normales? A juzgar por la sabiduría de los padres e incluso de Lutero (quien tenía una gran devoción mariana y cuya tumba está decorada con una imagen de la Asunción de la Virgen), me pareció que éramos nosotros, los evangélicos, quienes la teníamos en exceso bastante más de lo que los católicos eran excesivos en su devoción”.

NOTA: El autor es Mark Shea, eminente columnista de Patheos, ateo pero que en 1979 se convirtió evangélico y en 1987 al catolicismo.

El autor es Miembro del Consejo de Cooordinadores de la Ciudad de Dios 
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