Luteranos y católicos: Nueva declaración para un camino de unidad

Sobre la base de 50 años de diálogo nacional e internacional, luteranos y católicos han emitido en manera conjunta la “Declaración sobre la marcha: Iglesia, ministerio y Eucaristía”, un documento ecuménico único que marca un camino hacia una mayor unidad visible entre ambas partes. El trabajo se anunció el 30 de octubre, en la víspera del aniversario de la publicación de las 95 Tesis de Lutero, que provocaron la Reforma Protestante. En el corazón del documento se establecen “32 Declaraciones de Acuerdo”, en los que luteranos y católicos han trabajado en conjunto puntos de convergencia en temas sobre la Iglesia, el ministerio y la Eucaristía.
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Se acerca el 2017, y con ello el 500 aniversario de la Reforma, por lo que este testimonio de la creciente unidad ofrece un poderoso mensaje a un mundo donde el conflicto y la división a menudo parecen ahogar mensajes positivos de esperanza y reconciliación. Sin embargo, el documento también indica las diferencias que aún permanecen entre luteranos y católicos e indica posibles formas de avanzar.

La obispa presidenta de la Iglesia evangélica luterana en Estados Unidos, Elizabeth A. Eaton, describe la declaración como una “instantánea sin precedentes que muestra el diálogo católico-luterana a todo el mundo”.

El obispo Denis Madden, auxiliar de la Arquidiócesis de Baltimore, en conferencia telefónica con Eaton, manifestó su esperanza en que el estudio de la declaración pueda dar lugar a mayores avances y trabajos conjuntos entre las dos comunidades, divididas por la misma religión casi 500 años. Los principales componentes de esa división se cerraron y la reforma técnicamente terminó en 1999 con la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación (DCDJ), firmado en Augsburgo, Alemania. Cómo infundir vida pastoral en esa cambiada relación es parte del objetivo de la nueva publicación.

El obispo Madden dijo que ya hay disposiciones aceptadas que ayudan a preparar reuniones ecuménicas en las que “tanto luteranos como católicos podrán reunirse y señalar caminos de comunión”, y que espera que la declaración animará a los pastores de las dos denominaciones a “tomar ventaja de las misma y pensar en formas en que podría ser ampliada”.

Eaton estuvo de acuerdo que tales esfuerzos podrían empezar a “llevarnos a nuestro objetivo y anhelo final, que es a unirse a la mesa del Señor”.

“Francisco en su reciente visita a los Estados Unidos hizo hincapié una y otra vez en la necesidad y la importancia del diálogo. Esta Declaración representa en forma concreta una oportunidad para que los luteranos y los católicos se unan de manera que finalmente se apunte a una total comunión”, dijo el Obispo Madden, quien fue el máximo representante católico de la comisión encargada de crear la declaración.

Además Eaton describió la publicación del documento como “un momento histórico para nuestras iglesias… puede ser que las personas no lo vean así y no noten lo significativo que es”.

“Son 32 puntos que no nos dividen más. Es increíble pensar que hace 500 años nos matábamos unos a otros por estos temas”, agregó la obispa.

“[El obispo Madden y yo] crecimos en una época en que nuestras comunidades estaban absolutamente separadas; ahora en cambio nos regocijamos cada vez que llegamos a acuerdos”, dijo.

Recordando una reciente reunión con el Obispo Madden, agregó, “En realidad esto no es algo que habría ocurrido hace 50 o 500 años. Ha sido un progreso realmente notable”.

Los dos líderes de la iglesia reconocieron que todavía hay barreras difíciles por delante para lograr la unión completa entre las dos denominaciones. Según dijeron, la diferente comprensión de la naturaleza de la Eucaristía ha sido un tema que ha mostrado un progreso destacable, pero, por ejemplo, la ordenación de mujeres, sigue siendo un obstáculo difícil de resolver. Los luteranos ordenan mujeres desde 1970; la Iglesia católica enseña que no tiene autoridad “para conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres”.

El papel del “obispo de Roma” sigue siendo una cuestión que los luteranos tienen problemas para entender, reconoció Eaton. El reto ahora es “¿cómo borramos 500 años de terribles malentendidos y, de nuestra parte, caricaturas desafortunadas” sobre la función ministerial del Papa. “De hecho lamentamos algunas cosas que [Martin] Lutero dijo sobre [el Papa]”.

“Y nos gusta mucho este”, añadió rápidamente, refiriéndose a Francisco.

Los obispos no restan importancia a las cuestiones que todavía dividen a los luteranos y católicos, pero quieren trabajar desde una perspectiva que tienen ya muchos acuerdos, en lugar de partir y presionar solamente sobre las dificultades. Citando el documento, Eaton dijo: “católicos y luteranos están de acuerdo que la Iglesia en la tierra tiene el mandato de cumplir la misión de difundir la actividad de Dios en el mundo a través de la evangelización, el culto, el servicio a la humanidad y el cuidado de la creación. El objetivo último de la Iglesia es la consumación del reino de Dios, porque Dios va a crear un reino eterno de justicia, paz y amor…. y esos no son puntos oscuros”, dijo. “Esto tiene que ver con nuestra vida en común”.

La introducción del documento señala que en más de 50 años de diálogo las dos iglesias han recorrido un largo camino desde la “desunión, sospechas e incluso hostilidades que determinaron nuestras relaciones durante generaciones”. Argumenta que ha llegado el momento “de sostener la unidad lograda a través de estos acuerdos, para establecer prácticas en la iglesia que reflejen este crecimiento en la comunión y para comprometernos nuevamente a tomar los próximos pasos a seguir”.

La Declaración recomienda que la Federación Luterana Mundial, una unión mundial de 145 iglesias en 98 países, y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en forma conjunta “reciban, afirmen y elaboren un proceso para poner en práctica” los 32 puntos acordados en la declaración y que se establezca “un proceso y un calendario para abordar las cuestiones pendientes respecto a la Iglesia, la Eucaristía y el ministerio.”

“La ampliación de oportunidades para que católicos y luteranos reciban juntos la Sagrada Comunión sería una señal importante del camino que ya se ha recorrido hacia la unidad y una promesa de continuar juntos hacia la plena comunión”, concluye el documento preparado por la comisión.

Además, el grupo de trabajo instó a la acción y al estudio a nivel local entre congregaciones luteranas y parroquias católicas, así como la cooperación formal e informal entre los obispos de ambas denominaciones a nivel regional.
Resumen ejecutivo

Esta Declaración es una expresión del consenso alcanzado por luteranos y católicos en temas centrales como Iglesia, el ministerio y la Eucaristía y al mismo tiempo una indicación de las diferencias que aún quedan por resolver. El documento consta de cinco secciones:

I. Introducción

II. Declaración de Acuerdos sobre Iglesia, ministerio y Eucaristía

III. Acuerdos de los diálogos Luterano / Católico – Elaborado y documentado

IV. Diferencias restantes y consideraciones a reconciliar

V. Conclusión: Próximos pasos

La Introducción explica la inspiración para la Declaración y sus propósitos. La inspiración emana de tres fuentes: i) del Cardenal Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (PCPUC), que en diciembre del 2011 propuso una Declaración “sobre la marcha” respecto a estos tres temas; ii) del liderazgo ecuménico de Francisco y del Secretario General de la Federación Luterana Mundial (FLM), Martin Junge; y iii) del documento de la Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad titulado “Del conflicto a la Comunión”.

Dos puntos clave de la conclusión del documento “Del conflicto a la comunión” dirigió los trabajos:

1) Católicos y luteranos siempre deben partir desde la perspectiva de la unidad y no desde el punto de vista de la división, a fin de fortalecer lo trabajado en conjunto, y trabajar en las diferencias con más tranquilidad y experiencia.

2) Luteranos y católicos deben dejarse transformar constantemente por el encuentro con los demás y por el testimonio mutuo de fe.

La Declaración busca la recepción de esos 32 puntos acordados por parte de la FLM y PCPUC, y el compromiso de ambos para hacer frente a las cuestiones teológicas pendientes. La Declaración también insta que a nivel local, entre católicos y luteranos, se de un compromiso más profundo con Cristo y mayor colaboración y encuentro entre ellos. Así, la Declaración hace más visible la “cuota” de unidad entre católicos y luteranos, cuando nos acercamos al aniversario 500 de la Reforma.

La Sección II presenta los 32 puntos acordados, extraídos de los diálogos internacionales y regionales de los últimos cincuenta años. Esta poderosa letanía de consenso refleja la real -aunque aún incompleta-, afirmación común posible en estas áreas cruciales e interrelacionadas. Por ejemplo:

(1) Católicos y luteranos están de acuerdo en que la Iglesia en la tierra ha sido congregada por el Dios trino, que otorga a sus miembros su participación en la vida divina trinitaria como pueblo de Dios, como el cuerpo de Cristo resucitado, y como el templo del Espíritu Santo, mientras que también están llamados a dar testimonio de estos dones para que otros puedan venir a compartir en ellos.

(14) Católicos y luteranos están de acuerdo en que todos los bautizados que creen en Cristo, participan en el sacerdocio de Cristo. Tanto para los católicos como para los luteranos, el sacerdocio común de todos los bautizados y el especial del ministerio ordenado, se refuerzan mutuamente.

(31) Católicos y luteranos están de acuerdo en que la comunión eucarística, como participación sacramental en el cuerpo y sangre glorificada de Cristo, es una promesa de que nuestra vida en Cristo será eterna, nuestros cuerpos se levantarán, y el mundo actual está destinado a la transformación, con la esperanza de unirnos en comunión con los santos de todos los tiempos, y con Cristo en el cielo.

Los siguiente sección elabora y documenta cada uno de los 32 puntos acordados. Es la parte más larga y más detallada del documento, ya que fundamenta los acuerdos trabajados en los diálogos internacionales y regionales

La sección IV mira hacia el futuro. Se trata de quince temas que han surgido en el diálogo en los que hay varios grados de diferencia doctrinal. Se observa que algunos no son críticos -church dividing-, y aquí también se mencionan posibles caminos a seguir. Esta sección es más provisional y no pretende ser exhaustiva.

La sección final, en tono práctico, habla de los próximos pasos. Se recomienda que la FLM y el PCPUC “juntos reciban, afirmen y elaboren un proceso de implementación de las consecuencias de los 32 puntos acordados”. El reconocimiento de estos acuerdos es en sí mismo un paso más en el camino hacia la unidad.

Esta recepción y afirmación naturalmente conducen a prácticas que promueven la creciente comunión entre luteranos y católicos. Así, la conclusión también invita al PCPUC y la FLM a crear un proceso y un calendario para abordar las cuestiones pendientes. Se sugiere que la ampliación de las oportunidades para los católicos y luteranos para recibir juntos la Sagrada Comunión sería un signo de los acuerdos ya alcanzados y la distancia recorrida. También alienta a que se atiendan “las cuestiones morales que se consideran a menudo divisorias de la Iglesia” y que se deben conducir “con el mismo espíritu de respeto mutuo y compromiso con la unidad que ha caracterizado el trabajo en la justificación de la Iglesia, la Eucaristía y el ministerio”. La recepción de la declaración de los acuerdos también invita a respuestas locales y regionales. Si bien gran parte ya se trabaja en conjunto, nunca está demás mejorar los niveles de colaboración. La Conclusión ofrece también sugerencias al respecto.

Esta Declaración invita a líderes religiosos, académicos y fieles de la iglesia a que actúen en el espíritu de la oración de Jesús… “Que todos sean uno” (Juan 17:21).

(Buena Voz Noticias)

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