IV CARTA PASTORAL DE MONS. ROGELIO CABRERA ARZOBISPO DE MONTERREY
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Para el diálogo « público», al cual participan hombres representativos de la comunidad (aunque no necesariamente encargados por la comunidad como tal), ya sean creyentes, ya profesen doctrinas o prácticas diversas, incluso opuestas, se requiere una mayor prudencia, debido a su gran influencia en la opinión pública. Tienen también aquí valor las orientaciones[…]
El diálogo « privado», es decir, para aquellas reuniones espontáneas o de mutuo acuerdo y reservadas a personas o grupos privados, no se puede dar más norma que el hacer uso de la prudencia y de la benevolencia, cuya propiedad es regular todos los actos verdaderamente humanos y cristianamente dignos. Sin embargo parece aconsejable proponer[…]